Me gusta este hashtag, aunque sólo subí uno a twitter: #Momentosinolvidables “Los que están por venir”. Fue colgarlo y verlo claro: “Esto tengo que compartirlo en el blog”, porque si, para colmo, miro hacia atrás, hay tantos. Y si te lo planteas, seguro que tú también los tienes… y hasta podría servir como lista de agradecimientos: “Gracias a la vida que me ha dado tanto” en versión amoroso y erótico-festivo. ¿No dicen que es bueno agradecer? Pues doy ejemplo:
- La sonrisa del primer chico que me gusto. Nací y viví en Filipinas hasta los ocho años. Cada mañana, antes de entrar en clase, cantábamos el himno nacional con la mano sobre el pecho (corazón). Esto en España debe sonar a raro, rarísimo, pero me pregunto si se hace en algún país hispanoamericano. En fin, cada clase formaba su fila y había un chaval, un alemán, que iba al otro grupo de 2º, que siempre se colocaba a mi altura. Intercambiábamos miraditas, pero como quien no quiere la cosa. Recuerdo el último día que fui a esa escuela, la última mirada, porque mi familia se trasladaba a España. Le sonreí y me devolvió la sonrisa. Yo ya le había hecho llegar, por vía interpuesta (amigas de amigas de amigos de amigos… ¿quién no lo hacía a esa edad?) que era un adiós. Aún siento aquella emoción. ¿Qué habrá sido de mi teutón?
- El primer polvo, con un montón de gente en casa: una amiga, su ligue, mi mamá, una conocida suya… Overbooking total, pero como la adolescente estaba prendada del chaval, era el Día D y no había vuelta de hoja. Llevaba un par de meses planeándolo. El primero para convencerme de que el tipo lo valía y el segundo para tomarme la dichosa pildora (entonces no nos preocupaban las ITS y los preservativos no eran indispensables). “Shhh. Calla, calla…” y para colmo mi puerta no cerraba bien. Un desastre, que, gracias al cielo y a lo cabezota que puedo llegar a ser, mejoró muchos, muchísimos enteros. Y esto lo escribo porque sé que a muchas chicas (la de consultas que me llueven) les preocupan sus no orgasmos, sus encuentros que no acaban de funcionar… Responsabilízate y ¡volarás!
- El día que le dije “ven” a un bohemio que me dijo “o nos líamos o me voy, porque si los dos queremos y nada hacemos, ¿de qué va esto?”. Me veía tan indecisa ante algo que claramente deseaba… Se lo agradeceré siempre. Ese día entendí que era libre y que solo yo iba a poner MIS límites a MI vida sexual. “A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre”. Bueno, con menos dramatismo… y, la verdad, ¡no es tan fácil cumplirlo como pensarlo! Vivir según el propio dictado es una conquista diaria.
- El momento análisis de VIH… por comportarme como una descerebrada. Tras pasarme seis meses convencida de que la había pifiado sin remedio (el tiempo que hay que esperar desde el momento en que te la jugaste o tuviste un accidente hasta que te pueden testar con seguridad), la prueba dio negativo. Nunca más. Sexo seguro, sexo seguro…
- Una casa en la campiña inglesa y un hombre hablándome con lascivia en absolute british, mostrándome lo importante de entonar para dominar a un amante. Casi me fundo… y ni siquiera estábamos ejerciendo. Me estaba explicando cómo trataba a sus clientes. Juro que lo que cuento es cierto: ejercía de travesti sádico. De estas tengo muchas (yo siempre estoy de pesquisa) y de lo más deliciosas, pero…
Paro de leer, porque yo voy a cara descubierta, cosa que nadie más en el blog está obligado a hacer, y tengo familia y amigos que no tienen necesidad de saber mucho más.
¿Me cuentas alguno de tus #Momentosinolvidables?